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Filosofía Montessori

Amar lo cotidiano con el método Montessori

Dentro del método Montessori se han ideado maneras sencillas de acercar al niño o niña a todo lo que lo rodea, adquiriendo habilidades cotidianas que le permitirán ser cada vez más independiente y autónomo.

En el método Montessori "Vida práctica" son todas las actividades que realizamos en la vida diaria, son todos aquellos trabajos que el adulto hace para establecer, preservar y embellecer su ambiente. Son medios que promueven el cuidado de sí mismos y de los otros, son las diferentes formas de cuidar y respetar a las personas, el ambiente y los objetos.

Tienen como base la cultura del país y por esto es necesario que refleje en el ambiente todos los hábitos y costumbres del lugar donde el niño vive como, por ejemplo, las formas de saludarse.

Los materiales generalmente son familiares para el niño, a veces los niños encuentran estos materiales en sus casas, pero o son habilitados por los adultos para desarrollar algunas actividades o el manejo y manipulación de ciertos materiales, como por ejemplo vasos de vidrio, cuchillos acordes o utensilios de cocina. Los niños desean aprender a manipular estos materiales.

Vida práctica: una preparación para la vida

Esta área tiene propósitos bien precisos: es una preparación directa para la vida y la adquisición de habilidades que les van a ayudar a valerse por sí mismos, les brindará también seguridad y confianza, los incluye a la vida familiar y les da herramientas para poder alimentarse, vestirse, cuidarse, conocerse. Estas actividades aportan dignidad al niño.

En un ambiente Montessori todas las actividades que se presentan en vida práctica sientan las bases para las demás áreas.

“Todos los objetos invitan a obrar, a realizar un trabajo verdadero que tienen un objetivo real y determinado. Por ejemplo, extender una alfombra y luego volverla a enrollar después de haberla usado”. El método de la pedagogía científica, pág. 63.

La adquisición de habilidades que le van a ayudar a valerse por sí mismos les brindará también seguridad, confianza, dignidad y los incluirá en la vida familiar.

Propicia el desarrollo de la voluntad, los materiales facilitan los movimientos más conscientes e inteligentes. El desarrollo de la mano y el refinamiento de los movimientos facilitan la concentración, la cual es necesaria para poder llevar al niño mayores posibilidades y desafíos, discriminar las diferencias entre las cosas, permanecer más tiempo en algo determinado... Se logran con actividades de vida práctica.

Cada actividad tiene una secuencia lógica de pasos. Esto los prepara y alimenta su mente matemática, los prepara para la lengua y les ayuda a desarrollar el pensamiento lógico.

Montessori hablaba de un niño nuevo, que gozaba de aprender, de trabajar solo y con los demás. Por eso esta área satisface las tendencias humanas, respetando esa energía vital y única de cada ser humano.

El ambiente da la oportunidad al niño de ser independiente, respetando sus tiempos de crecimiento, entendiendo y satisfaciendo los periodos sensibles, preferencias e inclinaciones. Acompañando a los niños desde sus posibilidades, sin forzar su naturaleza, observando sus procesos, respetando sus tiempos.

Esta área es de vital importancia para que los niños logren equilibrio y orden interno, que luego se manifiesta en absorber el mundo que los rodea desde la calma, la seguridad y la confianza.

Cómo es la vida práctica en Montessori

En la vida práctica las actividades son reales, el niño “no hace como”, sino que “lo está haciendo”, se le da la oportunidad de hacerlo realmente. El saber con anterioridad el propósito de cada una de las actividades favorece a la autoeducación, les brinda una referencia y lo concentra en lo que hace.

  • El ambiente proporciona las condiciones para que lo logre, orden e independencia, también son muy importantes las características de los materiales y que todos son limitados, esto corresponde, por un lado a que no todos tienen los mismos intereses y, por el otro, a que colabora al desarrollo de la voluntad, ya que deben esperar si es que otro compañero lo está usando.
  • Los materiales de vida práctica son reales y naturales, frágiles y rompibles, estéticamente bellos y delicados, deben estar completos y en perfecto estado. Son proporcionales al tamaño físico del niño. Estas características colaboran al control del movimiento y a la concentración, puesto que el peso de los mismos y la posibilidad de romperse hacen que el niño realmente se concentre y ordene sus movimientos para que nada se caiga y se rompa.
  • El peso real de los materiales le está brindando una información, también lo hace la fragilidad de los mismos, el niño logra otra relación con los materiales de cuidado y respeto, porque saben que si se cae se rompen o se arruinan. No es lo mismo con el plástico, ya que al caerse no existe una consecuencia real.
  • Las actividades de vida práctica van de lo simple a lo complejo, están codificadas por color y de acuerdo al nivel psicológico del niño.
  • Son limitados en cantidad, tienen un punto de interés, el cual invita al niño/a a repetirla, llama su atención y lo va a ayudar a la concentración y a la calma interior, es un proceso que se va logrando en forma paulatina y constante.
  • Todas las actividades tienen un ciclo de trabajo, con un principio y un fin, es preciso que siempre se encuentren completas, con todos los materiales en perfectas condiciones para que el niño logre realizar todo el proceso y no se distraiga o desconcentre por cuestiones relacionadas con el material, esto es un trabajo del adulto.
  • Cada presentación tiene un orden específico en la distribución del material y en cómo se coloca sobre la mesa. Este orden tiene una lógica de seguimiento de pasos que orienta al niño para completar la actividad, siempre de izquierda a derecha, en el sentido de la escritura, e indica al niño lo que se utiliza primero, segundo, tercero…
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Prepararnos para la vida con actividades cotidianas

Lo cotidiano es lo que sucede a diario, se trata de habilidades que a los adultos nos parecen muy sencillas porque, una vez aprendidas, las ejecutamos en forma automática. Sin embargo, generan una gran sensación de satisfacción y orgullo en los niños porque les permiten demostrar que son capaces de llevarlas a cabo sin ayuda de nadie.

Montessori observó que los niños quieren apropiarse de todo lo que sucede a su alrededor porque están comprendiendo el mundo que se maneja con códigos, formas, acciones, reglas y normas que él necesita absorber e incorporar para ser parte.

Para esto ideó, dentro de su método, maneras sencillas de acercar al niño a todo lo que lo rodea partiendo de esta premisa: el conocimiento precede a la acción, antes se le debe mostrar “cómo se hace”, para que pueda tener un referente concreto en el cual apoyarse en el momento de realizarlo. Esto no está suponiendo que el niño tiene que hacerlo tal cual lo muestra el adulto, pero le proporciona una referencia, le brinda una orientación para realizar tal acción.

Esto nos da la posibilidad como adultos de acompañar al niño en su proceso de desarrollo sin intervenir permanentemente sobre situaciones que los niños realizan de manera espontánea, como explorarlo todo, siendo esto parte de su necesidad primaria, para conocer el contexto y a su vez posibilita el desarrollo de su inteligencia, el desarrollo de la autonomía, la seguridad en sí mismos y la posibilidad de conocerse.

Acompañar al niño en actividades cotidianas

Algunas de estas actividades son: “cómo pedir permiso para pasar”, “cómo sentarnos en una silla”, “cómo levantar una silla”, “cómo saludar al ingresar o retirarse de un lugar”, “cómo limpiarnos la nariz”, “cómo servirnos agua”, “cómo poner la mesa”, “cómo comer”.

Estas habilidades, una vez adquiridas, orientan al niño y le dan seguridad en el entorno en el cual se desenvuelve, sintiéndose parte de él y pudiéndose hacer cargo de muchas de sus necesidades sin depender de otros y valiéndose de sus propias posibilidades.

Como mencionaba al inicio, las actividades o acciones que realizamos los adultos casi sin darnos cuenta, para los niños son un descubrimiento y una exploración permanente. Otro concepto muy poderoso para la adquisición de estas habilidades es el ejemplo: que el adulto sea consciente de cada movimiento y de cada acto que realiza, porque el niño lo observa, se transforma en modelo y su mente absorbente, característica que poseen los niños/as de 0 a 6 años, está permanentemente alimentándose de todo lo que pasa alrededor.

Cuando un niño llega a nuestras vidas, comienza a transformar nuestro mundo, evoca recuerdos, despiertan sensaciones, comienzan las preguntas. “¿Lo estaré haciendo bien?”, “¿Por qué llora?”, “¿Por qué no puedo dormirlo?”, “¿Este juego será apropiado?”.

Acompañar el crecimiento del niño es un buen momento para volver a nosotros, mirarnos, revisarnos y transformarnos, pero sin juzgarnos, en amor siempre y con la apertura de una nueva oportunidad cada día. Es necesario volver al instinto materno, nadie sabe mejor que una madre o un padre lo que necesita su hijo y por eso es urgente volver a escuchar nuestro corazón, a nuestras sensaciones.

Amar lo cotidiano

Lo cotidiano, eso que hacemos día a día, muchas veces sin pensarlo, eso que María Montessori observó y tomó como necesidad de aprendizaje en los más pequeños, eso que nos hace ser parte de nuestra cultura, de nuestro planeta, de nuestra historia común con la humanidad.

Son los códigos que nos permiten sentirnos “seguros” o ser “parte”. Pueden ser comunes a muchos o no, pero hay algunos que son necesarios para contribuir a un tiempo-espacio que camine hacia la paz.

Esto entiendo que viene de lo simple como poder ser respetuosos, amables, sensibles a la naturaleza, sensibles a lo sensible, a las infancias, los animales, el agua, el viento, el sonido. Poder recuperar lo humano, y entenderlo como el gran hacedor y creador de cambios, poder volver a las miradas, a caminar con la cabeza en alto, a la sonrisa, al encuentro, a la risa, a la música, que no está solo en las canciones, al abrazo, al contacto nutritivo, a lo afectivo, a la escucha y al respirar hondo, sereno y aquí-ahora, para sentir la VIDA, pasándonos por dentro y por afuera.