Estamos muy felices de compartir contigo nuestra invitación a que te unas a la charla online "Cómo fomentar la autonomía en el niño, un aspecto esencial para su desarrollo" que tendrá lugar este próximo miércoles 15 de noviembre a las 16h desde la UNIR, donde desde MOBERI, Método Montesori, abordaremos este importante tema desde la revolucionaria mirada de María Montessori.
En la charla (te puedes inscribir aquí), además de ver ejemplos reales que nos permitirán poder profundizar en estas 10 claves, tendrás la oportunidad de plantear tus dudas.
Las valiosas claves que necesitamos tener presentes en nuestro día a día con la infancia, tanto en casa como en la escuela, son:
1. Conocer cuáles son sus necesidades de desarrollo
Lo que mejor hace el cerebro humano es aprender. El cerebro no aprende escuchando a un profesor, ni siquiera tratando de memorizar más tarde lo que hemos oído en clase. El cerebro aprende haciendo. Por ello, cuando se da la posibilidad de conectar un aprendizaje con una tarea en tu mundo real, más rápida y profundamente se integra en nuestro cerebro.
2. Ofreciéndole confianza y creando vínculo emocional
El aprendizaje de niños y niñas es como la construcción de una casa, se comienza por los cimientos que son los vínculos afectivos en el aula tanto con profesores como con otros alumnos, sobre esos cimientos se construyen los muros del conocimiento. Sin vínculos de cariño, afecto y amor, los muros no se van a sostener.
La existencia de vínculos afectivos en el aula proporciona cimientos sólidos para el aprendizaje y aporta beneficios como la mejora de la comunicación, genera confianza, fortalece la autoestima del alumnado y profesores, y propicia el desarrollo integral del niño.
3. Preparar un ambiente adecuado con todo lo necesario
María Montessori insiste en la creación de un ambiente apropiado para cultivar la atención, la voluntad, la inteligencia, la imaginación creativa, sin olvidar la educación moral. El ambiente Montessori no incita a la competencia entre compañeros, pues se respeta y valora en todo momento el logro de cada alumno en su momento y ritmo oportuno.
La educación del método Montessori cuida mucho el ambiente en el que el niño se va a desarrollar. De esta forma, se diseñan espacios para el crecimiento personal y el autoaprendizaje.
En el ambiente adecuado se van a desarrollar los aspectos intelectuales, sociales y emocionales de los pequeños, pues responderán a sus necesidades de seguridad y orden, siempre bajo la supervisión y asistencia constante del adulto.
4. Motivarlos para que decidan por sí mismos
Y es aquí donde entra el importante papel que desarrolla el adulto en el proceso educativo y formativo del niño. María Montessori concebía al adulto como un guía, un protector que crea el ambiente adecuado de respeto, cariño y protección para que el pequeño aprenda por sí solo.
Podríamos decir que es un observador consciente que guía al pequeño en su constante aprendizaje y desarrollo personal según sus necesidades y tiempos.
La capacidad del educador de amar y respetar al niño como persona y ser sensible a sus necesidades. El adulto necesita mostrar un gran respeto por el niño. Así pues, cuando el pequeño toma decisiones por sí mismo, a su vez estará desarrollando habilidades.
5. Estimular sus habilidades para resolver problemas
La Dra. Montessori elaboró un material didáctico que constituye el eje fundamental para el desarrollo de su método, en general todos sus materiales poseen un grado más o menos elaborado de los cuatro valores:
- funcional
- experimental
- de estructuración
- y de relación.
Son materiales que atienden a un propósito específico, construidos con materiales naturales, los cuales tienen un control de error automático que le da al niño información sobre cómo ha realizado la actividad.
Los materiales Montessori están elaborados con materiales reales, y están adaptados en tamaño y forma al niño.
Son tridimensionales, y propician la concentración y la repetición, aspectos de gran importancia para el desarrollo de la inteligencia en niñas y niños.
Además, solamente hay un material de cada tipo, de tal manera que, entre otras cosas, no se propicie la competitividad entre niñas y niños en los ambientes Montessori.
6. Observarlo para saber cuáles son sus intereses
¿Por qué es tan importante observar al niño?
Porque será únicamente de esta manera como podamos conocer al niño y saber cuáles son las verdaderas necesidades de desarrollo que debe satisfacer.
La observación nos permite descubrir al niño, sus actitudes, conocerlo de verdad.
Si estamos diciendo que ahora el foco del proceso educativo está puesto en el niño, necesitamos saber cuál es su verdadera esencia, y para ello necesitamos observarle.
Observamos para conocer y para aprender de lo que estamos observando.
Nos ayuda en el momento en que realizamos la observación y nos prepara para planificar una estrategia futura.
María Montessori observó durante más de 40 años. De sus observaciones extrajo las principales características y principios pedagógicos de lo que hoy conocemos como el método Montessori.
7. Respetar su actividad sin interrumpirlo
Los niños pequeños suelen mostrar fascinación por casi todo lo que les rodea. Pareciera que casi cualquier estímulo puede llamar su atención y que, sin importar la cantidad de veces que se le presenta, dicho estímulo puede seguir siendo tan atractivo como la primera vez.
Además, parece que nunca se cansan y que están constantemente atraídos por la novedad y las aventuras. Según Montessori, esto es así porque la principal característica de los niños es que, a diferencia de los adultos, pueden absorber de manera natural, involuntaria y progresiva la información que les rodea.
Por eso, para María Montessori, lo fundamental en el aprendizaje durante la infancia es permitir que los niños vivan experiencias de acuerdo con sus propios ritmos y necesidades, ya que son estas experiencias las que posteriormente se convertirán en percepciones organizadas del mundo, y son asimismo las que fundamentan la maduración psíquica del niño.
8. Fomentar el movimiento libre
El movimiento voluntario tiene un impacto en el desarrollo de la psique, básicamente porque está ligado con el desarrollo de la voluntad.
El niño necesita el movimiento, y si no le dejamos moverse obstaculizamos el desarrollo de su voluntad.
Durante este periodo sensible, los niños están interesados en ejecutar movimientos precisos, buscando llegar a la perfección hasta dominar por completo el ejercicio.
Los dos movimientos del cuerpo más íntimamente relacionados con el hombre son el de la lengua y el de las manos.
9. Dejar que elija libremente
María Montessori, a través de su trabajo de observación, descubrió que todos los seres humanos poseemos una fuerza especial y pasamos por periodos de interés que nos ayudan en el proceso de autoconstrucción.
La libre elección es fundamental en el proceso de desarrollo de la voluntad del niño. La libertad de tomar decisiones dentro de opciones limitadas le brinda al niño la posibilidad de vivir consecuencias lógicas, sentir que sus decisiones son valoradas y respetadas; aumenta su autoestima y seguridad, así como el desarrollo de la voluntad, el autocontrol y la independencia.
En un ambiente Montessori, los niños tienen la oportunidad de elegir libremente con límites establecidos.
Los niños necesitan la libertad y los límites claros en igual medida.
10. Considerar el error como una gran oportunidad de aprendizaje
“Los premios y los castigos, en cuanto que resultan extraños al trabajo espontáneo del desarrollo del niño, suprimen y ofenden la espontaneidad del espíritu” María Montessori. La Mente Absorbente
En nuestro trabajo en la Casa de los Niños, estos experimentan una felicidad del logro de manera totalmente natural. Es a través del trabajo como el niño va viendo satisfechas sus necesidades de desarrollo.
Cuando un niño siente el trabajo desde este punto de vista, nada de lo que hace está bien o mal hecho, pues simplemente lo ha realizado tal y como en ese momento ha sentido que debiera hacerlo.
Dejar al niño “equivocarse” de esta manera o sentir un logro conseguido a través de su trabajo, lo hace un ser más creativo, independiente, con capacidad para la resolución de problemas, que no muestra una frustración rápida cuando siente que algo no está sucediendo como él quisiera, o que tampoco necesita halagos innecesarios que refuercen algo que ha conseguido por un instinto interno muy profundo.
Es por ello por lo que en las escuelas Montessori el adulto no se hace poseedor del logro del niño. El éxito del niño es suyo, e intentamos que así lo vea y así lo considere.
El niño, por pura naturaleza, ama lograr una unidad completa de actividad; ama sentir y vivenciar el proceso desde el inicio hasta el final.
Pero entonces, ¿dejamos que se frustren?
Por supuesto que no. Si observas detenidamente el proceso de trabajo de un niño, podrás ver perfectamente cómo, cuándo y de qué manera te está reclamando que le ayudes en la actividad que está realizando. Si necesita ayuda, el niño la pide; a veces te busca con la mirada; otras se muestran inmóvil dejando de realizar la actividad que estaba en curso y comienza a mirar a su alrededor, buscando que alguien le ayude con el trabajo que estaba realizando.
Es en ese momento cuando intervendremos. Haciéndolo de esta manera le estaremos transmitiendo al niño seguridad y confianza, ambos pilares imprescindibles para que él pueda desarrollar su libertad e independencia.
Si quieres seguir profundizando en la esencia del Método Montessori con nosotros, te invitamos a unirte a nuestro Máster Montessori Casa de Niños (3-6 años), una formación online que te acompañará a tomar herramientas reales, simples y cotidianas en tu acompañamiento a la infancia.