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Método Montessori

Qué son las presentaciones en el método Montessori

En el método Montessori las presentaciones sirven para que el guía muestre al niño o niña un material o propuesta por primera vez. Necesitamos estar atentos a la etapa del desarrollo del niño o niña, ya que la forma de mostrar un material irá cambiando.

Cuando observamos un ambiente Montessori por primera vez, podemos ver que en este espacio hay más de 300 actividades dispuestas en bandejas, canastas o cajas situadas en estantes de fácil acceso y a la altura de los niños.

Quienes no conozcan esta filosofía y entren por primera vez a estos espacios pueden pensar que, seguramente, con todos esos estímulos a disposición de los niños, sería imposible mantener el espacio cuidado y en orden. Sin embargo, María Montessori fue muy cuidadosa y pensó en cada detalle.

Para acceder al material del estante hay una regla clara: antes de que el niño pueda cogerlo siempre debe ser mostrado previamente por la guía, el adulto. A los niños se les comunica este acuerdo desde el inicio. Por eso, en los primeros tiempos el guía presenta una gran cantidad de materiales a la mayor cantidad de niños, junto a presentaciones grupales.

Este acuerdo representa un marco, no solo en el funcionamiento del ambiente, sino también en el uso del material. Cuando la guía muestra el uso correcto del material no pretende que el niño repita exactamente sus movimientos, pero sí le da la posibilidad de tener una referencia concreta para lo que ese material fue creado, con qué proposito y con qué fin.

Esto brinda seguridad al niño y el adulto evita intervenir permanentemente, para frenar un mal uso o a veces maltrato del material.

Conocer antes de utilizar

Pongamos un ejemplo cotidiano. Podemos pedirle a un niño que haga su cama y el niño lo hará como le parezca, o quizá imitará alguna acción que haya visto hacer a su madre o a su padre al hacer la cama. Ahora bien, si le mostramos, cuidadosamente, a él, con movimientos lentos y precisos, lo más lentos posibles y sin hablar cómo hacemos la cama, el niño se sentirá atraído por esos movimientos y su mente absorbente los grabará con facilidad, para luego intentar imitarlo tal cual se lo hemos mostrado.

Aunque en los primeros intentos no le salga “perfecto”, la repetición cotidiana hará que él mismo busque ser cada vez más preciso en esa acción, sintiendo especial satisfacción por lo conseguido.

Este es un recurso muy valioso para acompañar a los niños en su crecimiento, ya que cada vez que deseamos o esperamos algo de él, si previamente lo mostramos y somos ejemplo, el niño lo hará con mayor facilidad, porque entiende lo que le pedimos.

Los niños siempre nos observan, somos su ejemplo y nuestras acciones son más poderosas que nuestras palabras.

Pensemos otro ejemplo cotidiano. Si deseo que no levante le voz, le puedo decir, “en este espacio hablamos así (y hablo con tono de voz calmo), sin levantar la voz”. El niño o niña intentará imitarnos, pero el día que vuelva a levantar la voz, en vez de decir “no grites”, le podemos decir “¿recuerdas cómo hablamos en este espacio?”.

Cómo mostrar el material a los niños

Recordemos que desde esta mirada buscamos que el niño tenga “éxito”, que pueda realizar la actividad y llegar a su propósito. Por ello, necesitamos estar atentos a cada etapa del desarrollo por la que está atravesando el niño, ya que según la edad que se encuentren, la forma de mostrar un material irá cambiando.

A niños de 0 a 3 años

En una primera etapa de 0-3 años hay menor cantidad de pasos y se invita al niño a participar de la presentación, lo hacemos un poco cada uno, para que luego paulatinamente puedan ir haciéndose cargo de toda la presentación ellos mismos.

El tiempo de espera, la mente inconsciente y el control del cuerpo están en desarrollo. Por este motivo se actúa de esta manera.

A niños de 3 a 6 años

En la etapa 3-6 años, donde el niño posee una mente concreta, se espera que pueda observar todo el proceso de la presentación. La guía se dispone a invitar al niño/a al estante, le muestra cómo se toma la bandeja, cómo se coloca sobre la mesa o sobre la alfombra previamente acomodada y comienza con movimientos precisos, suaves, lentos, delicados y claros para que el niño los pueda ver, entender y a su vez buscar imitar.

Por eso debemos ser muy conscientes del análisis de movimiento, ya que el niño/a cuenta con otra motricidad y con otro control sobre su cuerpo que irá logrando en el modelaje permanente con el guía que lo acompañará y en silencio mostrará cada paso de la actividad, de principio a fin.

Esto quiere decir que siempre es necesario mostrar cómo ordenar, limpiar y volver a guardar en el estante. De este modo el niño graba todo el proceso de la actividad y puede repetirlo.

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A niños de 6 a 12 años

En cambio, en la etapa 6-12 años nos encontramos con niños en un proceso de aprendizaje con necesidad de saber y entender, una mente más abstracta que busca significados, respuestas y que se pregunta muchos por qué y para qué. Aquí, el guía, que siempre es modelador, invita al niño a participar de la presentación con preguntas, invitándolo a pensar juntos qué fin tendrá ese material y se apoyará en conocimientos previos adquiridos por él.

En esta etapa comienzan a poder ordenar todas las experiencias que han pasado por el cuerpo en la etapa anterior, y la vida práctica sigue siendo fundamental para el trabajo, el control del cuerpo, el equilibrio de la mente y el espíritu. Como también lo es el estante de expresión.

Dentro de las etapas de desarrollo también existen diferentes fases o momentos por lo que los niños atraviesan, al principio se acercan a la actividad por una satisfacción interna, repiten las actividades motivados por los puntos de interés, cada paso y cada movimiento lo satisface a él mismo. Luego la motivación va a ser diferente porque se da cuenta de que necesita lavar para embellecer y cuidar el ambiente, realiza los ejercicios en beneficio del ambiente.

En todas las etapas el trabajo del adulto siempre es importante y cumple la función de nexo entre el niño y el ambiente, por eso siempre debe mostrarse amable, calmo, mantener el contacto visual, ser respetuoso. La presentación de una actividad es un regalo que le estamos haciendo al niño.

“Los niños sienten una especial preocupación por los seres vivos y la satisfacción de este instinto los llena de alegría. Por lo tanto es fácil interesarlos en el cuidado de las plantas y en especial de los animales. Cuando descubre que los animales necesitan de su cuidado, que las pequeñas plantas se secarán si él no las riega, él une en un lazo de amor, los momentos de hoy con los del mañana”. El método de la pedagogía científica, M. Montessori, pág. 64.