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SEGÚN LA CIENCIA

El Método Montessori cuando sean adultos

Un estudio reciente nos confirma que los niños que van a Escuelas Montessori, al crecer, se sienten más felices y estables en su vida adulta.

Antes de adentrarnos en este reciente estudio queremos acercarte una frase de la Dra María Montessori:

"La educación de un niño pequeño no tiene como objetivo prepararlo para la escuela, sino para la vida."

El estudio, titulado "Una asociación entre la educación Montessori en la infancia y el bienestar en la adultez" , quiso medir la relación entre asistir a escuelas Montessori durante la infancia y el bienestar en la la edad adulta.

Para ello, del total de personas que fueron sujeto de estudio, aproximadamente la mitad asistieron a escuelas convencionales y la otra mitad asistieron a escuelas Montessori.

Y, dentro de las personas que fueron a escuelas bajo la singular metodología Montessori, el estudio revela que vivieron esta pedagogía entre sus dos y sus dieciséis años.

El estudio, que analizó a 1905 personas adultas, de entre 18 y 81 años, reveló que asistir en la infancia a una escuela Montessori durante al menos dos años se asociaba con un bienestar significativamente más alto en la adultez en cuatro factores:

  • bienestar general
  • compromiso
  • confianza y estabilidad social
  • autoconfianza

Pero un segundo análisis, dentro del mismo estudio, encontró que la diferencia en bienestar entre las escuelas Montessori y las convencionales existía incluso entre la sub muestra que había asistido exclusivamente a escuelas privadas.

Y un tercer análisis encontró que cuantos más años se asistía a una escuela Montessori, mayor era su bienestar en la edad adulta.

Método Montessori: a favor del ser humano

Cuando la Dra. María Montessori puso atención a los niños desde su mirada científica y humana señaló que el niño necesita volver a ponerse en el lugar de sujeto y no de objeto.

María Montessori permitió que el niño se expresara, se manifestara ante ella, que le diera la información necesaria para poder acompañarlo saludablemente y en armonía con sus tiempos únicos, con sus ritmos internos. Favoreciendo así su bienestar presente y futuro.

Lo observó cuidadosamente, respetuosamente, intentando no poner ninguna idea preconcebida, ningún juicio.

Dejó que el niño se revelara ante ella y con él el secreto de la infancia.

Hoy, más que nunca, necesitamos acercarnos a la mirada de esta singular mujer. Para volver al niño y conectar con sus necesidades primarias, de acompañamiento amoroso, de límites que contienen.

Necesitamos que el niño sienta cobijo, desde la mirada que no juzga, para que desde esa protección encuentre la posibilidad de crecer seguro, atento a sus necesidades evolutivas, con la atención puesta en su desarrollo y en el trascendental trabajo que implica transformarse de bebé a niño, de niño a adolescente y de adolescente a joven y adulto.

Los adultos necesitamos transformar nuestra mirada y nuestras conductas aprendidas para darnos una nueva oportunidad, para darles a ellos una nueva oportunidad. Necesitamos buscar espacios que nos vuelvan a la consciencia y a estar despiertos para seguir el pulso vital del niño.

Los niños nos necesitan para crecer en bienestar y confianza, para amar la vida, para no alejarse de su ser y para poder conservar toda su luz para compartirla con el mundo.

“Si servimos y educamos al niño, estamos preparando el camino de la humanidad”. María Montessori

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iStock

Escuchar y observar activamente.

Método Montessori: el bienestar como brújula

Si, como personas adultas, creamos un espacio que acoge, que escucha, en el cual decimos la verdad y contestamos las preguntas y nos damos tiempo para estar allí con el niño o niña, ese niño se transformará en una persona reflexiva, seria, responsable que va a escoger desde sí misma.

Si les brindamos desde niños la oportunidad de poder escoger lo que se hace y poder escoger si uno quiere lo que escogió o no ("¿quiero hacer lo que digo que quiero hacer?, ¿me gusta estar donde estoy?”) estas serán algunas de las preguntas que aparecerán en su interior y que guiarán al ser hacia su propio bienestar como brújula.