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Beneficios

¿Qué obtienen los niños de Montessori?

En el método Montessori los niños y niñas son guiados y comprendidos, en lugar de instruidos. Este enfoque les ayuda a descubrir sus intereses y desarrollar sus capacidades y, a la vez, a cultivar su carácter y autoestima sin perder de vista el mundo que les rodea y la comunidad a la que pertenecen.

Cuando intentamos definir lo que los niños se llevan en sus años Montessori tenemos que ampliar nuestra visión para abarcar más que simplemente las capacidades académicas básicas.

Por lo general, se piensa la escuela como un lugar en el que una generación le transmite a la siguiente las capacidades académicas básicas y la cultura. Desde esta perspectiva, una escuela existe solamente para cubrir el plan de estudios, no para desarrollar el carácter y la autoestima. Por ello, en la mayoría de la escuelas tradicionales –y las más selectivas– los estudiantes memorizan hechos y conceptos sin comprenderlos demasiado y los olvidan rápidamente una vez terminan los exámenes.

Los estudios muestran que muchos estudiantes brillantes son estudiantes pasivos. Transitan por la escuela por inercia, sacando notas altas, pero pocas veces se esmeran en leer el material que no les fue asignado, en hacer preguntas indagatorias o en confrontar las opiniones apreciadas de sus maestros.

Por lo general, los estudiantes brillantes de las escuelas tradicionales quieren que sus maestros les entreguen la “respuesta correcta”. El problema no tiene que ver con los niños de hoy, sino con las escuelas de hoy.

Los niños son tan inteligentes, curiosos y creativos como lo fueron siempre. Cuando trabajan en algo que atrae su interés y que voluntariamente eligen explorar pueden estar mucho tiempo concentrados y absorbidos por el tema.

Desarrollan su curiosidad innata

Las escuelas Montessori trabajan para desarrollar niños cultos y para alimentar sus intereses y su curiosidad innata, su inteligencia y su sensibilidad con el entorno.

Comprenden mejor los hechos

Las escuelas Montessori tienen un conjunto de prioridades muy diferentes de las prioridades de las escuelas tradicionales y una baja valoración de la memorización y la mecanización de los aprendizajes y del aprendizaje superficial.

Exploran su curiosidad

El niño que se siente convocado por un tema tiene la posibilidad de profundizarlo, retomarlo y ampliarlo cuanto él lo desee y de esta manera responde a una necesidad interna de búsqueda y expansión.

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Tienen interés por el bien común

Los niños de los espacios Montessori quizá no memoricen tantos hechos pero, en general, son pensadores independientes con confianza en sí mismos que aprenden porque tienen interés en el mundo y creen en la vida, no solo para sacar buenas notas, sino para conocerse a sí mismos en primera instancia, y luego poder contribuir al bien común, aportando amor desde el conocimiento de las cosas, al cuidado del ambiente, de sí mismos, del entorno: desde proteger una planta, hasta cuidar un insecto o contribuir al trabajo con la tierra y poder hacer un cuidado ecológico de su ecosistema cercano.

Se aman y aman su entorno

El mensaje que se intenta dar a los niños y niñas desde esta mirada pedagógica es que la vida es más que perseguir la riqueza y el poder. Para María Montessori, las metas más importantes en la vida son encontrar el propio lugar en el mundo, un trabajo valioso y gratificante y tener la suficiente paz y profundidad de espíritu que nos permita amar: primero a nosotros mismo –sin comparación, ni competencia– y luego a todo lo que nos rodea, personas, animales, plantas…

Estas escuelas les transmiten a los niños el sentido de pertenencia a una familia y los ayuda aprender como vivir con otros seres humanos.

Aprenden sin competir

La Dra. Montessori sostenía que se puede alcanzar la paz curando las heridas del corazón del ser humano, con un niño que sea independiente y esté en paz consigo mismo y seguro.

Montessori vislumbraba que su movimiento conduciría básicamente a la reconstrucción de la sociedad.

Estas escuelas son diferentes, pero no solo por los materiales que se usan en sus clases. Mirando más allá de la torre rosa o de las cuentas doradas observaremos a un niño que de verdad quiere estar, que de verdad se siente cómodo, calmo, sereno. Porque es un espacio similar a un hogar que, en lugar de dividir y fragmentar la realidad, la integra.

Mirando más allá se observa una comunidad que actúa desde la cooperación y la colaboración, desde el cuidado de ese entorno que es habitado por todos y les pertenece a todos.

En esta comunidad se les invita y orientapara que se traten entre ellos con amabilidad y respeto. En las escuelas Montessori generalmente nos encontramos con niños que sienten un gran cariño por el otro, que están libres de complejo de superioridad y de una innecesaria competencia interpersonal por la atención y prestigio.

El adulto hace un gran trabajo en esto, sin comparar, sin exponer. Porque se acompaña al niño a aprender a su propio ritmo, con sus tiempos, con sus herramientas, con sus deseos.

“Yo pienso que cada niño posee de forma oculta, en algún lugar de su ser, las capacidades nobles que pueden despertarse y desarrollarse, si lo hacemos correctamente, pero jamás podremos desarrollar la naturaleza superior de nuestros pequeños si continuamos llenando sus mentes con los llamados fundamentos. Las matemáticas nunca lograrán que amen, por sí solas, ni tampoco lo ayudarán a apreciar la belleza del mundo, el conocimiento preciso de su tamaño y su forma. Conduzacámoslos, durante los primeros años de vida, a encontrar el máximo placer en la naturaleza. Dejémoslos correr por el campo, aprender sobre los animales y observar cosas reales. Dadas las condiciones correctas los niños se educarán a sí mismos. Solo necesitan guía y comprensión, en lugar de instrucción.” M. Montessori