aula-ad

BIOGRAFÍA

¿Quién fue Maria Montessori? Un recorrido por su vida

Maria Montessori, la mujer tras el método Montessori, tenía una misión de vida clara pero nada sencilla: transformar la educación poniendo la mirada en el niño. Pudo alcanzarla con fuerza, pasión y resiliencia. Esta es su historia.

¿Conoces la historia de Maria Montessori? ¿Quién es esa persona detrás del legado brindado a la humanidad? ¿Cómo fue su vida? ¿Su infancia? ¿Su lugar de nacimiento? ¿Cuáles fueron los desafíos que debió sortear para llegar a tanto? ¿Fue feliz? ¿Fue fácil?

Generalmente creemos que las personas con “éxito” han sido tocadas por una especie de varita mágica y han tenido una vida en la que todo les ha sido dado: la fama, el éxito, la posibilidad de escribir libros o el que sus nombres resuenen en todos lados. Sin embargo, en muchas ocasiones las personas que han brindado un legado a la humanidad no llegan a ver todo lo que han construido porque el reconocimiento llega después de que hayan dejado este mundo.

Te invitamos a leer la historia de Maria Montessori para que vayas sintiendo qué te provoca internamente, para que registres las sensaciones que te inspira y para que veas a la mujer que hay tras del método. Te proponemos que conozcas a la persona más allá de la teoría y del descubrimiento que hizo en relación con la educación, para que puedas humanizarla y sentirla.

Te proponemos conocerla para que percibas que fue una persona, como muchas otras de éxito, que llegó al mundo con las mismas herramientas y características que todos nosotros y con las mismas posibilidades de desarrollo. Es cierto que el entorno nos modifica y nos condiciona de maneras diferentes, sí. También lo es que las épocas son otras, sí. Pero es bueno recordar que Maria Montessori y otras personas que han dejado un legado en la humanidad eran seres humanos como todos nosotros –con deseos y sueños– que han elegido poner su don y su talento en servicio de la humanidad para construir, para hacer el bien, para sumar en su época y en las siguientes.

La responsabilidad de tomar nuestro don y desarrollarlo con constancia, voluntad y trabajo es una decisión que tomamos día a día. Conocernos, elegir vivir distinto, elegir cambiar, aceptar, confiar, amarnos, valorarnos. Precisamente estas cualidades que muchos hemos necesitado y necesitamos entrenar día a día con acompañamiento son las mismas que deseamos que los niños tomen desde una edad temprana, para que puedan hacerse cargo de sí mismos, conocerse, tomar su poder, reconocer para que son buenos y caminar hacia lo que desean.

Te proponemos que descubras la historia de Maria Montessori marcada por la fuerza, la adversidad, la pasión, la decisión y una misión clara.

Montessori-Foto-Interior-88

Maria Montessori: ¿quién es la mujer detrás el método?

Maria Montessori nació un 31 de agosto de 1870 en una localidad llamada Chiaravalle, en Ancona, Italia. Era la única hija de una familia de clase media. Su padre, Alessandro, trabajaba como contable y se trasladó a Roma cuando ella tenía doce años. El objetivo era que Maria pudiera recibir una buena educación que la preparara para una carrera docente, la única profesión realmente abierta para las mujeres instruidas en aquellos tiempos.

A medida que se desarrollaban sus estudios, Maria Montessori, que era muy aficionada a las matemáticas, mostró interés por las ciencias y eligió asistir a una escuela técnica para convertirse en ingeniera. Esta escuela era para hombres y solo Maria y otra joven asistieron a la misma, aunque durante los recreos debían permanecer en un aula aparte por las burlas.

Maria Montessori se interesó mucho por las ciencias biológicas y decidió estudiar medicina, algo que nunca había hecho una mujer en Italia. Solicitó una plaza en la universidad de Roma y, después de batallar contra los prejuicios de finales de siglo XIX hacia las mujeres y la oposición de su padre, consiguió la admisión en la facultad de medicina en 1890.

Sus inicios en la medicina

Cuando Montessori consiguió el título se convirtió en la primera mujer doctora en medicina de Italia. Los últimos años estudió pediátria en el Hospital de niños y asistió a la clínica psiquiátrica para estudiar el material sobre el cual escribiría su tesis.

Su primer empleo fue como asistente en el Hospital San Giovanni, trabajando con mujeres y niños. Luego continuó como ayudante voluntaria en la clínica psiquiátrica de la Universidad de Roma. En este tiempo fue cuando se encontró con niños con capacidades diferentes a los que en aquella época les llamaban “idiotas”. A estos niños, que eran incapaces de funcionar en la escuela y con sus familias, se les dejaban en manicomios y permanecían encerrados sin hacer nada, sin ningún tipo de estimulación sensorial.

Montessori, que tenía un interés apasionante por la reforma social en tiempos donde se hablaba mucho de socialismo, estaba especialmente sensible a las necesidades de los niños y a las condiciones de esos niños.

Maria Montessori se fijó en que, cuando comían, estos niños se echaban al suelo buscando las migajas de pan. A ella se le ocurría que esta conducta era un esfuerzo claro por su parte por tratar de aprender sobre el mundo que les rodeaba, a través de las manos.

Esta idea de que el camino hacia el desarrollo intelectual se produce a través de las manos y del movimiento es, precisamente, un tema fundamental en su método. Montessori se convenció de que estos niños no eran inútiles, sino que simplemente sus mentes no se habían estimulado nunca. Comenzó a trabajar con ellos en la clínica y, poco a poco, fue descubriendo vislumbres de esperanza, puesto que los niños respondían a sus estímulos.

Mientras investigaba y ejercía su profesión, Maria Montessori también participaba de diferentes actividades de su interés. Por ejemplo, fue miembro de una delegación Italiana ante el Congreso Internacional sobre los derechos de la mujer, celebrado en Berlín.

La cuna del método Montessori

Investigando y buscando información, Maria Montessori descubrió la obra de Jean-Marc-Gasard Itard y su discípulo Edouard Seguin, que había seguido a Pereira, quien trabajó con personas sordomudas y les enseñó a comunicarse.

Probablemente Itard es más conocido por sus intentos, durante varios años, de educar y socializar a un chico que encontró abandonado en los bosques de Avaeyron, en Francia, experiencia que le llevó a escribir un libro titulado “El niño salvaje de Averyron”. Concluyó que la experiencia sensitiva era la base de todo el conocimiento, que era más importante el proceso de aprendizaje que lo aprendido.

Edouard Seguin era estudiante de Itard y fundó posteriormente su propia escuela para niños con capacidades diferentes en París. Su método concreto era trabajar sobre ejercicios musculares para provocar un cambio concreto en la conducta y así educar al niño por medio de un método que él describía psicológico.

El estudio de la obra de estos dos doctores franceses dio a Maria Montessori un nuevo rumbo en su vida. Adoptó las ideas principales de “educación de los sentidos” y “educación del movimiento” y las adaptó y desarrollo en un sistema que convirtió en el suyo propio.

El siguiente paso fue orientar sus intereses hacia el estudio de la educación. Leyó metódicamente todas las obras que pudo encontrar sobre la teoría de la educación escritas en los doscientos años anteriores. Poco a poco, algunas de las ideas e intuiciones de pensadores y reformadores de la educación –tales como Rousseau, Pestalozzi y Froebel– se sintetizaron en su mente con las ideas que había obtenido de Itard y Seguin. Desde allí empezó a tomar forma el denominado “método Montessori”. Lo que ella consiguió de hecho fue aunar el conocimiento y los métodos de las disciplinas de la educación y la medicina.

De doctora a educadora

Maria Montessori se introdujo de pleno en el terreno de la educación. Asistió a cursos y congresos sobre educación e incluso participó en un congreso en Turín para maestros de primaria. En su discurso declaró que el problema de los niños “débiles mentales” era un problema educacional y no tanto médico. Estas palabras pronunciadas por M. Montessori impresionaron a las autoridades. Tanto es así que el gobierno creó el Instituto Ortofrénico con el objetivo de formar y capacitar maestros especiales, bajo la dirección de Montessori.

El 31 de marzo de 1898 nació el único hijo de Maria Montessori, Mario. Era una madre soltera, lo cual no era bien visto en la época que vivía. En este contexto muy poco amigable, tomó la decisión de tenerlo en secreto y dejarlo bajo el cuidado de otras personas. Pese a ello, nunca perdió el contacto con él y, tras un tiempo, se unieron en el camino de hacer crecer su legado y trabajaron juntos.

En 1899 estaba dedicada, junto al doctor Montessano, en la creación de la Escuela Ortofrénica de Roma. Allí pasó dos años con sus colegas entrenando a los profesores en el método especial de observación y educación de los niños con capacidades diferentes.

Durante este tiempo trabajó con los niños observando y experimentando, utilizando diferentes materiales y métodos y usando todas las ideas que había ido recogiendo en sus estudios. Algunos de los niños a los que enseñó, que habían sido etiquetados como “inadecuados”, aprendieron a leer y escribir. Algunos incluso se presentaron a los exámenes oficiales de enseñanza primaria y aprobaron con notas más altas que los que entonces llamaban “niños normales”. Su conclusión fue que las escuelas no estaban desarrollando el potencial humano.

Estos acontecimientos, juntamente con las muchas conferencias públicas que dio en Italia y en otros países europeos, la hicieron conocida. Y lo que es más: ahora era famosa como “educadora” al igual que como “doctora”.

En 1901, dejó su trabajo en la Escuela Ortofrénica para ampliar sus estudios de antropología, psicología y filosofía de la educación en la Universidad de Roma.

Hacia un movimiento progresista de la educación

Montessori tomó parte activa en las reformas sociales de la época. Se decidió a estudiar más sobre el desarrollo de los niños que entonces llamaban “normales” y en un congreso en Londres habló sobre los derechos de la mujer y sobre su postura contraria al trabajo infantil.

Mientas estudiaba y se preparaba para su carrera educativa, visitó muchas escuelas, observando tanto los métodos utilizados como las reacciones de los niños. No se sintió conforme con lo que vio y esto la ayudó a cristalizar su creencia en las ideas de los pensadores sobre educación que fueron los precursores del “movimiento progresista” en educación, probablemente influenciada por Froebel y también por el antropólogo Guiseppe Sergi, quien había puesto atención a la importancia del entorno escolar y del papel que podría desempeñar en el cambio de la conducta del niño.

El nacimiento de las escuelas Montessori

En 1904 Maria Montessori fue nombrada catedrática de antropología pedagógica en la universidad y, al mismo tiempo, continuó con sus otras muchas actividades. En 1906 le ofrecieron la oportunidad de trabajar con niños en el Quartiere di San Lorenzo, en Roma, llamado por la prensa como “la vergüenza de Italia”. Lo que ocurría es que en una estructura abandonada, mendigos y delincuentes encontraban refugio y lugar para esconderse y un grupo de banqueros ricos –con intensiones de renovar algunos edificios– preguntó a Maria Montessori si cuidaría de los niños menores de seis años que estaban en las calles con la intensión de proteger los edificios contra el vandalismo.

La primera escuela se ubicó en una gran casa, en un hacienda de este barrio, destinada a niños y niñas de tres a seis años, la cual denominó en italiano Casa dei Bambini, es decir, la casa de los niños. En los dos años siguientes se fundaron otras casas de los niños.

La novedad para Montessori era que en estas escuelas ahora podía aplicar su métodos a los niños “normales”. Ella estaba convencida de que, si ya se conseguían unos resultados tan asombrosos con los niños que presentaban algún tipo de deficiencia, entonces los mismos métodos mejorarían y ayudarían también a estos niños que no presentaban ninguna dificultad en el desarrollo.

Los primeros niños con los que Montessori trabajó estaban faltos de cuidado y carecían de atención y estimulación por parte de su entorno. En muchos casos los mismos padres eran analfabetos. Al atravesar la experiencia propuesta por Montessori, estos niños comenzaron a aprender satisfactoriamente.

Se comenzaron a abrir más espacios con la mirada Montessori y niños de entornos relativamente privilegiados demostraron también quelo aprendido a través de esta pedagogía era muy superior a la enseñanza convencional de su tiempo. Pronto se hizo evidente, de hecho, que todos los niños eran capaces de conseguir logros y de convertirse en aprendices independientes cuando se les enseñaba a través de su método. Lo que ella suponía se hizo realidad.

Amar lo cotidiano con el método Montessori

Filosofía Montessori

Amar lo cotidiano con el método Montessori

Dentro del método Montessori se han ideado maneras sencillas de acercar al niño o niña a todo lo que lo rodea, adquiriendo habilidades cotidianas que le permitirán ser cada vez más independiente y autónomo.

Paula Lo Celso

Más información

El éxito del Método Montessori

La prensa mundial divulgó muchos casos sobre lo satisfactorio de los métodos Montessori y en el plazo de unos pocos años era conocida en todo el mundo. Llegó rápidamente la fama y el reconocimiento internacional.

En 1909, publicó El método de la pedagogía científica, aplicada a la educación del niño, y La casa de los niños, el cual describía en detalles su método para las escuelas. Luego publicó El descubrimiento del niño, que se tradujo a 20 idiomas y aún se sigue publicando.

Vinieron visitantes de muchas partes del mundo para ver por sí mismos la enseñanza tan satisfactoria y estimulante y el aprendizaje que tenía lugar en la casas de los niños. Animados por lo que vieron, lo transmitieron al mundo cuando volvieron a sus hogares. De esta forma, el movimiento Montessori llegó a todas partes y se abrieron escuelas Montessori en lugares tan alejados de Italia como América del norte, Japón, Alemania y la India, por mencionar algunos.

A partir de entonces, Montessori se dedicó totalmente a su nuevo trabajo formando a profesores, escribiendo y dando conferencias. Viajó mucho, visitando las nuevas escuelas y las asociaciones Montessori fundadas. En 1913 se fundó la primera organización Montessori en Estados Unidos, con Alexander Graham Bell como presidente y Margaret Wilson –hija del presidente– como miembro de la junta directiva. En America sus ideas se aclamaron por todas partes.

Al principio de la década de los veinte, Montessori fue designada inspectora gubernamental de escuelas para Italia. No se mantuvo por mucho tiempo en el puesto debido a sus desacuerdos con el gobierno fascista.

En 1926 visitó Argentina y se fundó la primera Asociación Argentina. En 1929 se fundó la Asociación Montessori Internacional (AMI) en un congreso internacional en Dinamarca.

Pasó algún tiempo en España, donde fundó el Instituto Especial de Formación de Profesores en Barcelona. Ante las crecientes tensiones políticas en esa parte de Europa, en los años treinta dejó España para vivir en Holanda. En 1939 se trasladó a la India, donde permaneció desarrollando nuevas ideas durante los años de la guerra.

Cuando volvió en 1946 visitó Inglaterra y reavivó el interés por el movimiento. Durante los años siguientes, a pesar de su avanzada edad, continuó viajando mucho, enseñando y dando conferencias. Fue honrada por muchos países con premios regios, cívicos y académicos.

El 6 de mayo de 1952 Maria Montessori murió en Holanda y en su tumba se escribió: “Ruego a los queridos y poderosos niños a unirse a mi en la construcción de la paz en el hombre y en el mundo."

El método que continúa vivo

Tras su muerte, el movimiento siguió creciendo de forma continuada. A principios de los sesenta el crecimiento se aceleró y hubo un resurgimiento del interés por sus ideas en el todo el mundo, que continúa hasta hoy.

Al principio de la década de los noventa había más de cuatro mil escuelas Montessori en Estados Unidos. De igual forma, en Gran Bretaña el crecimiento del interés por Montessori ha sido rápido y continuado. Esta expansión continuará sin duda en el futuro porque se han puesto en marcha programas de entrenamiento en todo el mundo.

Bibliografía

  • Jugar y aprender, el método Montessori (Paidós), Lesley Britton, 1992.
  • Apuntes formación guías Casa de niño (Famm, Fundación Argentina Maria Montessori)
Más Sobre...